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Érase una vez unas hermanas que se llaman Chloé y Esmeralda. Chloé y Esmeralda eran dos chicas de dieciocho años con parálisis cerebral, a las dos les gustaba mucho salir y divertirse.
A pesar de que sus padres, las llevaban a muchos sitios como al teatro o conciertos, pero aún así, Chloé y Esmeralda necesitaban conocer a más chicos de su edad. Sus padres se dieron cuenta de que necesitaban conocer a más chicos y empezaron a buscar sitios con actividades, para que pudieran relacionarse.
Lo primero que encontraron fue un centro de juegos para jóvenes, que había cerca de su casa. Allí Chloé y Esmeralda, conocieron a un montón de chicos de su edad que no tenían dificultades para moverse y descubrieron un montón de juegos como la comba o la rayuela. Esmeralda y Chloé se lo pasaban muy bien en el centro de juegos. Pero a pesar de todo, las chicas les pidieron a sus padres, que aparte del centro de juegos, buscaran otra alternativa para salir y conocer más gente.
Buscando, encontraron un grupo de chicos jóvenes que se habían organizado para ayudar a chicos con parálisis cerebral a salir al cine, al teatro, Karaoke y muchos sitios más, los fines de semana. Este grupo de chicos jóvenes se llamaba Nos relacionamos con el entorno.
En cuanto Esmeralda y Chloé descubrieron este grupo, decidieron combinar, salir con sus padres, e ir al centro de juegos, con el grupo de “Nos relacionamos con el entorno”.
Como Esmeralda y Chloé yo también soy minusválida y también salgo con un grupo de chicos jóvenes que se llama Avinte, de hecho este cuento se lo dedico ellos y a las madres de mi Cole por montar otra asociación de ocio llamada Rivendel, para llevarnos a conciertos y a muchos sitios más.
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