Hola, estoy aquí para contaros que esta semana es la semana solidaria de la fundación Orange.
En esa semana, sus empleados pueden participar en algunas actividades solidarías como por ejemplo:
Ir a ayudar a dar las comidas en un comedor social, enseñar a manejar a niños autistas una cámara de fotos, ir un día en silla de ruedas por la oficina y ponerse en el lugar de los que la tienen que usar todos los días y muchas actividades más.
El martes, fue el día de ir en silla de ruedas por la oficina y a mi padre le habían dicho que iban a llevar muy pocas sillas de ruedas, así que como yo soy discapacitada y utilizo abecés silla de ruedas, mi padre decidió llevársela, ese día al trabajo.
Cuando, mi padre, llego al trabajo todos sus compañeros y amigos, al verle en silla de ruedas, se acercaron a preguntarle que le pasaba. Entonces mi padre se dio cuenta que nadie de su departamento había leído el papel de las actividades. Mi padre, les explico a sus compañeros para que serbia cada adaptación de la silla de ruedas como por ejemplo:
La cincha pélvica, que es una tira de belcro, que favorece que la persona que esta sentada en la silla de ruedas, este con el trasero bien atrás y no se escurran pero sobre todo la cincha pélvica lo que evita es que en un tropiezo, la persona que va sentada en la silla no se caiga de boca.
Una de las dificultades que se encontró mi padre al ir sentado en la silla de ruedas, era que su mesa de trabajo le quedaba baja. Luego otro de las cosas que le ocurrieron y le resultaron curiosas, es que la camarera del bar al que va todos los días a tomar un café al verle en silla de ruedas no le hablo.
Por la noche yo le conté, que hay gente que cuando ve ha alguien en silla de ruedas, siente miedo porque no sabe que es sentirse así y decide no hablarle. A nosotros, nos pasa lo mismo por miedo al rechazo.
Jorge Bucay lo cuenta muy bien en el cuento de Juan sin piernas.
El cuento de Juan sin piernas.
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